27.10.04

Pinceladas

Escribir esta noche es un ejercicio de poderío.

Escucho extraña música que mezclo en mi sangre; un repetitivo cuchillo resonante me trepana; las ideas se aguzan: buscaré la extravagancia.

No le otorgo más de cinco horas al dios del sueño; mis ojos volverán al creativo rojo; la sabiduría podría consistir en no elegir el cansancio: piénsalo.

La masturbación se hace compulsiva.
El orgasmo me expande… te alcanza…

24.10.04

Nocturno

A veces mi sangre es hiel.
Percibo el sabor a muerte en mis labios.
Mi esencia vibra en variada escala de negros; me parece no estar respirando oxígeno.

Acaricio el teclado.
Busco encontrar un respiro en las teclas que, obsesivamente, también son negras.
Es la actitud de un enfermo: el arte no es vida, es una deformación que pretende perfección.

[Por un momento, la luz del monitor interfiere mi ánimo.
Es un instante ridículo; me sonrío de mi mismo.]

Luego, la sonrisa se torna en lágrimas.
Pienso en la tragedia del cerca–lejos; en ese algo quebrado en mí para siempre; en ese algo inalcanzable para cualquiera de vosotros…


Vagaré por la ciudad para mirar rostros.
Ofreceré mis labios a alguien despreciable.

19.10.04

Depravado III

Abro la puerta, levemente vislumbras mi interior.
El veneno, instantáneo, satura tus conexiones mentales.
Mi placer, aquí, radica en la ausencia de antídoto; tu esencia degradada por la mía.

que te acompaño, como los muertos.

14.10.04

Rutilante

Muchos días administro mí tiempo con ritmo improvisado: agradable devenir –impredecible– que cuestiona crudamente la dictadura de la máquina.

Mi estilo de vida –de eso se trata– es una rareza en su concepto, su diseño, su ejecución. La belleza de esta extravagancia no comprada con dinero resulta exuberante para los grises cerebros donde se ejecutan programas de normalidad y anulación creativa.
Sé que mi derrota es anhelada en secreto por viles sectores opacados por el brillo de una vida que transita ingrávida sobre el mar del miedo: que se jodan.

También presiento oscuros rincones, sucios engranajes programando mi futuro: rigidez, pesadumbre, muerte.
Esta idea de pesadilla me lleva a la experimentación: sangro mis encías, tomo violentas fotografías digitales. Cada instantánea es una plasmación de roja vida, salvaje fuerza que aniquila las convenciones.

La vigencia de mi sueño es la luz de esta noche.

13.10.04

Mantra

Lo que fluye, fluye.
Lo que está hecho para fluir, fluirá.
Lo que no puede fluir, ni fluye ni fluirá.
Lo que no fluye: no agitar.

7.10.04

Rito

[Habitación penetrada de tinieblas.]

El altar embellecido con sábanas negras –satén–.

Ella; observada.
Firme en sus cuatro pilares, levanta la cabeza; la pared es negra.
Siente la mirada, lenta sobre su cuerpo.
Crepita la piel; llama blanca que prende con el ávido zoom.

Ella; preparada.
No necesita cerrar los ojos para humedecerse; la pared es negra.
Siente a la bestia, su ávido aliento.
Recibe la firme obliteración; arde su recto.

Ella; entregada.
Firme en su sacrificada creencia sobre el orgasmo, relaja aún más el esfínter; cierra sus bellos ojos negros.
Siente el vigor, lento hoza su interior.
Goza las contracciones, lujuriosamente; renueva su fe.

Se agota jadeando el nombre de su amante –satán–.

6.10.04

Provocación en cursiva

Las palabras también son putas al mejor postor.

2.10.04

Interpretaciones, incongruencias & insoportabilidades

Preveo que en un tiempo indeterminado voy a ser alimentado por la teta del estado; sí, la cárcel parece algo muy probable en mi devenir.

Con esta perspectiva en mente, quiero aprovechar mi actual margen de libertad para mostrar mi discrepancia con la reforma del código penal; escribir lo que deseo.

Es fundamental que resalte que tiro piedras contra mi propio tejado –por usar una expresión al alcance de todas las mentes– pues nada me agradaría más que se financiara mi desarrollo literario –mi parasitismo en la CAM no se sostiene–.

En contra de lo que algunos mentecatos se empeñan en ignorar, la legislación se hace más restrictiva y recorta libertades, especialmente en materia de nuevas tecnologías. Que el legislador sea ignorante y se deje mal aconsejar no me extraña especialmente –se llega a legislador por voluntad de poder, nunca por buen juicio–. Que la imprecisión de las leyes se resuelva cada vez más desde la interpretación personal del juez de turno me parece una incongruencia; ciertamente para llevar a alguien a la cárcel los criterios deberían ser nítidos.

Cualquiera que me conozca me sabe usuario de p2p –oh, con qué gusto pirateo!–. Lo que nadie puede demostrar es que compraría cada canción, película o video que me bajo de internet en caso de no poder bajármela; demostrar lo indemostrable: he ahí un reto digno de un quijote.
Pero ya escribí de esto hace tiempo –más líricamente– y no soporto mi propia mente cuando me repito: este tipo de compras son puro fetichismo que se adoba con el mayor o menor poder adquisitivo de cada cual.
Apoyo mis palabras con mi última compra –arrebatadamente fetichista–: se trata del último doble de Marilyn Manson, recopilatorio de canciones –solo una nueva– y sus videoclips que ya poseía previamente en su mayor parte. Alguien inteligente debería pensar en estas cosas que estoy diciendo.

Sin transición –me limito a señalar los factores que estarán detrás de mi encarcelamiento–, llego al caso de la velocidad desproporcionada, que no puedo dejar de considerar sangrante. Por qué se permite a los fabricantes construir coches especialmente dotados para pulverizar sistemáticamente los obsoletos límites de velocidad? Queridos lectores, sí, mi actitud es desproporcionada –lo declaro impúdico–, mi Phyros se siente naturalmente cómodo en los 180 o 190 y alcanza, con escaso acicate de mi voluntad, los 220. Pero por qué puedo ser sancionado por conducir a estas velocidades si Papá Estado me ha permitido comprar el coche? Puede alguna mente preclara hacerme ver la luz oculta en esta mayúscula incoherencia? [Es conocida mi tendencia a la oscuridad y, por una vez, desearía que alguien paliara esta agonía mental derivada de tanta inconsistencia.]

Así, mientras llegan las revelaciones que cambiarán mi vida, manifiesto que voy a seguir violando la ley una y otra vez. Si paso un tiempo en la cárcel –apelo de antemano a su señoría para que la estancia sea prolongada– aprovecharé para escribir alguna novela y nuevas diatribas contra la puta máquina. [Sé escribir con la mente –guiño cómplice–.]

Queridos lectores, me disculpo por esta indecente confesión que supone una ruptura en el impecable y excelso estilo negruzco que me caracteriza... vayan con diosquenoexiste!



[Nota a los lectores: la permanencia de este post es discutible. Mejor dicho, se discute acaloradamente en este preciso momento: la voz literario-artística y la voz agresiva discrepan sobre la pertinencia de la permanencia; la voz de la autodestrucción sonríe satisfecha.]

1.10.04

Antro

Rodeado de libros.
Este espacio es un cementerio.
Tantos libros de escritores muertos.

Y el polvo.
Polvo apelmazado, paraíso de ácaros desenfrenados que copulan, se corren y mueren sobre las palabras de Dostoievski, Nietzsche, Stendhal… tantos libros de escritores muertos.

Respiro esta atmósfera.
La inmortalidad se pudre en mis pulmones.