18.12.04

Gravitación

Mi alternativa canción me lleva a nuevos límites.

Polarizo un instante mi vida hacia el pasado, entonces puedo contemplar mis ecos –tenues tenues tenues–, mis sombras, para luego volver a sentir el presente en toda su extensión e intensidad y deleitarme en el máximo alejamiento de la influencia de la máquina.

A esta distancia, se perfila como el perfecto sumidero de muerte, aborrecible agujero negro, crudo, espantoso. Gorgotea, burbujas fúnebres, que escucho desde aquí, tan lejos, tan bien. Su llamada, el sonido asqueroso que nunca cesa, que devora mundos, que me desea en su disolución. Su poder de atracción, todo el peso del mundo a su favor.

Y cuando cercanos o desconocidos dudan de mí, en mi interior siempre aparece la sonrisa absolutamente maliciosa. Cuatro años estirando límites, viviendo sin descanso, me han llevado a tomar posiciones que otros sueñan. La misma oferta editorial que tengo para publicar esto, mi texto más subversivo y nihilista, es como una patada en los cojones de la puta.

Esta es mi órbita de velocidad brutal, de sensual locura, de puro fuego; me pregunto si no es posible dar otro paso aún. Si, en realidad, no es que me he transformado a un dios de verdadero poder, el dios de mi mundo, el único dios.

Me hago devoto de mis plegarias, me suplico fuerza para vencer el vértigo, para no abandonarme en la caída, para volar más lejos, para abandonar la última influencia de la máquina, para vivir en el mismísimo borde de la existencia, para abarcarlo todo.

En estas fechas, tal vez creas advertir una estrella en el firmamento, la que más luce, de estela bella. Sabe bien que me estarás mirando; brillo de la soledad.