29.11.04

Delicia

Mi horizonte de incertidumbre se acrecienta con los días; un clásico en mi vida por estas fechas. La diferencia con cualquier otro período anterior es la fluidez. Transito con decreciente inquietud, plácido en el disfrute de lo que ofrece cada día, vigoroso en aplomo.

Desde que decidí vivir exclusivamente el presente la realidad se ha transformado, la encuentro complaciente, dúctil incluso; son las resistencias internas las que deben ser vencidas, lo restante se amalgama en la nueva arquitectura.

Voz altiva –retadora–: qué vida vivís vosotros hombres-máquina?

[Aguzo el oído.]

Oh, el futuro no existe, queridos; la evidencia es aplastante.
Pero algo inescrutable se beneficia de esos mañanas proyectados desde el ahora, vuestros tiernos jugos se van secando en tierras yermas pertenecientes al ámbito mortecino de la invisible dictadora.

Oh, me vuelvo más lírico y la próxima paja será más dulce; y si hubiera bocas cercanas, ávidas, temblorosas, también me ofrecería como lo hago en estas líneas cargadas de potencia.