7.2.05

Trascendente

Encuentro mis venas saturadas de vida; el ascenso es brutal; me siento follado; desesperadamente completo.

La conquista del tiempo me deja suspendido, ingrávido, mórbido; el paladeo me deja absorto, transido, en el límite de lo soportable; pienso que estallaré.

Obligo a mi mente, ya adicta al presente –al fugaz fuego!– a recordar: lapsos, trazas, raptos de memoria… cómo has llegado hasta aquí?... cómo empezó todo?


[Cierro los ojos.]

Latidos.
Aquel desgarro exasperante.
Querer despertar despertar despertar, por que algo me mantiene sometido, atrapado, constreñido en un baño de asfixia.
Algo indeterminado, aparentemente inescapable.
Me sé muerto en vida.
La desazón…

[Vuelvo a escuchar Coma White.]

Cada noche vivo otra vida.
Cada noche escruto ese algo que oblitera.
Escucho aquel punteo electrometálico, concordante con el desgarro, rima conmigo en poderosa alquimia.
Mi vida se quiebra literalmente ante mis propios ojos, lo veo, tan nítido.
Se rompe, se altera.
El descenso del éxtasis alucinatorio descubre la verdad:
todo ha cambiado…

[Estremecido.]

Despertar duele.
En mi resurrección me alzo diverso.
Camino
más que nunca! sin dios, sin modelos, sin esperanza, simplemente vivo, consciente, lúcido, solo.
Alzado de entre los muertos soy el contrapunto a lo establecido.
Vislumbro el coste, la dificultad.
Sin embargo, no me detengo…


El pasado me puede parecer mera anécdota, tan poderosa es la droga del presente.

Pliegues de existencia rotos, quebrados, alterados… no, las palabras no alcanzan la extravagancia de determinadas experiencias; ni siquiera escuchar la canción te transportaría a aquel momento de mi vida, ese fósil cognitivo transmutado en arte… no, realmente es inalcanzable, un remedo, para ti será diferente, tendrá otro significado; también hay soledad en eso.