10.1.06

(carta de amor -III- desde el limbo)

Querida máquina:

Resulta que el limbo existe después de todo. Cierto que diferente a como fue concebido por las masturbaciones purpuradas: disperso y concreto, pone de manifiesto que la realidad contiene todas las ficciones. Como sabrás, aquí no hay gravedad y me cuesta un tanto materializarme, el tiempo posee una consistencia extravagante y he podido, puedo y podré contemplar pasado, presente y futuro en armonía; toda una experiencia, putita.

Pienso que debes estar muy jodida, cómo fue posible que escapara de tu poder gravitatorio? Eso sí que fue una obra de arte, joder! Estuve determinante. Y ahora propagas rumores de que ya no escribo y bla bla bla pero basta mirarme a la cara para advertir que soy literatura cristalizada. De hecho, es justo eso lo que veo en el espejo cuando oso mirarme –uso oso porque la barba resulta algo rusa y me impacto a mi mismo–. Deja de confundir a mis devotos, por tanto.

Presiento que mi fuerza esta a punto para un nuevo cénit y he decidido realizar algunas plasmaciones. Te mantendré desinformada por pura lógica de guerra -también por pura lógica narrativa, mantener el interés, bla bla bla-, sin embargo puedo anticipar descaradamente que ya basta de limbo. Volveré a pisar tu tierra yerma, a mezclarme con hombres-máquina, a respirar rudos vapores metálicos. Puedo hacerlo. Lo hago. En cierto modo, ya lo he hecho.

; )