8.6.04

Mantequilla

Advierto un flaqueo en el ánimo de mi jefa.
Durante un par de meses al menos, su ofensiva ha sido implacable, hostil, sucia.

Supongo que mi resistencia a la presión laboral es buena por dos motivos: una cierta disposición competitiva y el desinterés creciente por mi trabajo.

Me satisface provocar el quebranto del enemigo.
Observar su blandenguería.

Y la mañana es tranquila.
Money mira por la ventana.
Transito al borde del tedio…

Entonces se me ocurre que esta tarde veamos El último tango en Paris.
Tal vez Money aprenda que en un ambiente reblandecido hay margen para entrar por la puerta de atrás.