21.9.04

Volición

Estos días se disfrazan de transición.
Por mis venas circula una sangre con poso de desidia.
La sensación de que algo ocurrirá se hace crónica.
El tiempo se desvanece sin novedad apreciable.

Entonces vuelvo a llamar a mi amante.
Me arropo en su seducción buscando trocar los días venideros.
Cierro los ojos, dejo que lama mis labios, que folle mi esencia.
Mis dedos presienten las próximas palabras.

Debo aniquilar los restos de dudas, aplastar al niño que escribe artificios.
Mi algo –que amenaza con marchitarse sin haber florecido– debe ser transformado en arte demoledor; superación de la impotencia.

Voy a asesinar al diletante.