31.5.04

Sobre la lucidez

La lucidez otorga visión y dolor.

Quisiera creer que es una elección en la vida pero intuyo que es algo que no se puede esquivar. Por definición, no me parece posible ignorar que veo.

Pienso mucho acerca de la capacidad de autoengaño. En mi interior, no existe ninguna disposición de ese estilo. Me analizo con un descarnamiento que resulta intolerable para otros. No puedo no mirarme.

Aldous Huxley nos regaló Un mundo feliz.
Su ficción totalitaria nos muestra una sociedad en la que los individuos son seleccionados genéticamente en un sistema de castas jerárquico. Cada casta es entrenada y condicionada psicológicamente para desempeñar satisfactoriamente diferentes funciones necesarias para el sistema. Los individuos son felices al desempeñar tales tareas por los refuerzos psicológicos implantados durante su infancia. En el improbable caso de que un individuo pueda sentir un cierto desasosiego, la existencia de una droga llamada soma alivia inmediatamente la inquietud. No es una sociedad libre pero es feliz.
De los diferentes libros que imaginan sociedades totalitarias, la fantasía de Huxley me parece la más leve. El autor presenta el debate "felicidad inducida vs. libertad de elección", aunque ésta nos lleve al abismo. No creo que denuncie nada. Me parece más bien que ofrece un texto ambigüo para quien quiera reflexionarlo.

Es entonces una elección la lucidez? De qué depende que unas personas se afronten a si mismas y otras se suman en el autoengaño? La batalla del día a día parece la excusa perfecta para la inmolación de las vidas a la máquina. La putada es que nuestra sociedad no nos proporciona nada parecido al soma. Sí, hay fútbol, telebasura y otras alienaciones varias, pero ninguna de ellas permite al individuo una verdadera felicidad. Existe un sistema –probablemente automático– pero no hay un contrapeso que restaure los desequilibrios.

Con todo, yo no percibo mi lucidez exactamente como elección. De algún modo, por lo fuerte que late dentro de mi, me parece que me viene impuesta desde que tengo autoconciencia. Cuando se me acusa de no tener un verdadero contacto con la realidad me siento perplejo. El dolor de la lucidez me lacera pero al mismo tiempo paladeo la vida en su rica variedad de matices; gozo con sensual intensidad.

Pero escribir estas líneas sí es una elección.
Decir que prefiero el descarnamiento.


[Para un debate abierto: Un mundo feliz, Aldous Huxley (1932)]