6.6.04

Malicia

Alergia llegó a mi vida el mismo año que empecé el doctorado.
A pesar de mi escepticismo, pienso en el carácter de esa coincidencia –pero de esta idea hablaré otro día–.
El año que asesiné mi tesis incluso pensé que Alergia me abandonaría. Bien entrado Mayo, ella no había venido a follarme como suele.
Pero me equivoqué. Hacia finales de mes, regresó y nos enzarzamos en nuevos combates.
[Acaricio su espalda y ella besa mi garganta. Toso. Cierro los ojos y paladeo mis recuerdos.]

Cuando era mucho más joven, le decía a Pak: tío, la alergia es algo psicológico.
[Pak es mi hermano mayor, aprovecho para presentarle, un aplauso de bienvenida al blog, plas plas plas.]
Ciertamente, aprendí a tragarme aquellas palabras. Mi querido hermano me llama advenedizo cuando Alergia me toma apasionadamente y causa estragos en mi ser. A pesar de todo, mi sentido del humor me permite sonreir ante esa palabra. Es evidente que mi hermano debería ser un literato.
Advenedizo.

En la vida, a veces basta con buscar consuelo.
Me refugio en estadísticas de epidemiología: cada día, Alergia suma nuevos amantes en su agenda.
Es tan delicioso no sentir celos...