26.3.05

Carta de amor II

Querida máquina:

Cuando sea mayor escribiré la novela sobre el miedo. Para entonces, te habré visto tan a menudo en los ojos de tus siervos que podré retirarme a una cabaña vacía solamente a respirar y escribir. Confío en no soñar pesadillas.

Qué haces estos días? Yo estoy jugando mi juego. Fíjate qué chulada, resulta que aquí apenas me llega tu hálito oxidado. Bueno, claro, estoy jodido, debo reconocer que tienes presencia en rostros, miradas, sombras… resultas verdaderamente asquerosa, pero mi órbita ingrávida podría durar más de lo que pensábamos todos. Sé que te jode que use mis propias reglas. C´est la vie, el soñador crea su propio mundo.

Estos días pienso en el determinismo. Sabes que aborrezco la idea de ser las líneas de otro. Últimamente advierto señales que parecen guiños jocosos de un dios demente; hasta los muertos se alzan de sus nichos. No sé si esto tiene mucho que ver contigo, puta. En todo caso, puede que mucho más adelante te cuente la historia de un peligroso alamh negro que intentó seducirme; ahora pienso que tú estabas dentro y esperabas la perfecta ocasión para hundir tu frío puñal en mi cuerpo.

Y bueno, que todo esto resulta indiferente, continúo mis pasos, encuentro placer en mi reino de sueños.

Besitos, cabrona.
pd. deja de maquinar.

17.3.05

londonisdebest

Podría ser la mezcla, suciamente cosmopolita.
Tal vez los vagones del metro, vaga forma de vibrador.
O la sublime locura de los oradores en la esquina de aquel parque.

También podría ser mi múltiple yo, ansia de novedad.
Esta jodida ciudad no existe, es solo una recreación en mi mente.
Te has abierto para mi; sediciosa, ofreces un veneno ambiguo.

Con mi abrigo negro soy una sombra penetrando un sueño.
Sueño para existir; la realidad: cristales rotos para rajar mis venas.
Un susurro: quién quiere morir cuando está vivo.

La lluvia allí es mortecina, polvo de lágrimas.

4.3.05

Breves notas de Invierno

Regreso en silencio.
Encuentro la ciudad gélida y siento, sencillamente, de Madrid siempre amaré este frío.
Un amor violento.

Quise decelerar unos días, pero lo cierto es que no me resultaba necesario, el tiempo se encuentra detenido; no se trata de un milagro, se trata de mi victoria.

Y qué coño, me sonrío por estos meses que he conquistado para mí. Paso de la puta letanía acerca del trabajo… vla vla vla.
Es cierto, sólo son meses y todo presiona en contra, pero nada va a robarme esta satisfacción visceral.

Last night –practicando el dialecto jajajaja– cuatro testigos vieron arder el asfalto de la m-30; reguero incandescente, ziz-zag rojo violeta, brutal, innecesario… de repente estaba rimando llamas a ciento ochenta.
Mera velocidad, mera violación.

Pienso que todas estas uves van a traerme la imprecisa suerte.
También verdad; vida.

Y la siguiente etapa del camino: volar a Londres.


[Antes, incluso, firmaré mi contrato editorial: veni, vidi, vinci.]