Procaz
Finalmente, he demandado a la CAM.
Se trata, esencialmente, de un nuevo corte de mangas a la zorra metálica.
Voluntad de cambiar el mundo, violar la rigidez, penetrar en tu mente. Demostrar que los límites entre ficción y realidad ya se han desintegrado. Vivimos una nueva era.
Finalmente, he demandado a la CAM.
Se trata, esencialmente, de un nuevo corte de mangas a la zorra metálica.
Las velas doran el rostro, fervientes.
Colores naranjas, brillo en el iris, en la sonrisa, suave tempo.
Desvela la inagotable variedad de esencias en el mundo.
Risa trémula.
Esa cerveza se decanta espesa, admirable.
Ambos sabemos; resulta horrible.
Todo es sucedáneo; existencia abotargada.
No parece que funcionemos separados.
Quiero, por supuesto, al propio éxtasis.
Ningún descenso…
quiero elevarme en tu esencia por encima de lo prohibido.
Dónde cojones están los bellos colores?
[Antes llegaría al crimen que volver al tedio.]
No se trata de quiero. Ahora va a ser.
La distancia que nos separa desaparece en las venas.
Descubro mis colmillos, siento latir la vida en mis encías.
Tus ojos verdes fueron un verso. El tiempo –ese extranjero– escribe en otra lengua; mañana siempre resulta diverso a lo esperado.
Algunos me veis sin dejar de advertir con justa sensibilidad que plasmo la pura esencia del vértigo, autenticidad descarnada.
El color de la ciudad simula tonos intensos, desesperados por parecer vivos.
Descarnado hasta la misma esencia, puedo latir como quiero, o tal vez como soy.
Realidad y sueño equiparan colores, hundo mis dedos en ambas materias y pinto el cuadro más extravagante.
El universo entero –tú también– fluctúa con mis latidos.
Susurro al suicida: no es bueno sentir este momento?
la clepsidra se vacía…
apura!
Lamentamos profundamente la irreparable perdida; su putrescencia creciente era la perfecta imagen simbólica de esa institución decadente y obsoleta.
Por lo demás, recomendamos encarecidamente desconectar todos los medios de comunicación; pronosticamos una avalancha de enervante falsedad.